Semblanza

Mtro. Eutiquio López Hernández

Notario Público Núm. 35 de la Ciudad de México


RESEÑA PERSONAL

Nací en una comunidad denominada “LAS HUERTAS”, perteneciente al Municipio de Sto. Domingo Teojomulco, Distrito Judicial de Sola de Vega, Estado de Oaxaca. Mis padres y sus ascendientes son oriundos del Municipio de Santiago Amoltepec, del mismo Distrito Judicial de Sola de Vega. Ambos Municipios se encuentran enclavados en lo que genéricamente se conoce como la Sierra Sur, que es la Sierra que existe entre la región de los Valles Centrales y la Región de La Costa. Soy de raza indígena mixteca, aunque desafortunadamente no hablo el idioma mixteco, debido a que cuando tenía cuatro años de edad, mis padres se fueron a radicar a la Ciudad de Oaxaca, donde viví mi infancia.

Me siento orgulloso de mis padres FÉLIX FRANCISCO LÓPEZ Y FRANCISCA HERNÁNDEZ JIMÉNEZ, seres humildes, pero llenos de amor y de fe. Mi padre fue campesino, paletero, peón de albañil y después policía preventivo en el Estado de Oaxaca. Mi madre fue ama de casa.

Además, estoy orgulloso de mi herencia cultural, histórica y política oaxaqueña. Por haber vivido en la ciudad de Oaxaca y en diversas poblaciones, así como por haber recorrido múltiples lugares, conozco las tradiciones y costumbres de las Regiones del Estado de Oaxaca.

Cursé mi educación primaria en diferentes Escuelas del Estado de Oaxaca. Mi educación secundaria la realicé en la Escuela "BENITO JUÁREZ", de la Ciudad de Huajuapan de León, Estado de Oaxaca.

Quiero dejar constancia, que nunca es tarde para estudiar. Terminé la educación secundaria cuando tenía la edad de catorce años. Por falta de recursos económicos no pude inmediatamente estudiar el nivel de Bachillerato. Aprendí un oficio: Taquimecanografía. Gracias a ello, entré a trabajar como Secretario de una Agencia del Ministerio Público, donde conocí el trabajo de los abogados y se despertó en mí el interés por la Abogacía.

Casi a los veintiún años de edad, en el año de 1973, con el firme propósito de llegar a ser Abogado, inicié mis estudios de Bachillerato en la Escuela Preparatoria número Dos de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, los cuales terminé en el año de 1976.

Gracias a mi buen promedio escolar (9.40), logré inscribirme en la Escuela Libre de Derecho de México, a la cual ingresé en el mes de Agosto del año de 1977, culminando mis estudios en el mes de julio del año de 1982, habiendo sido uno de los mejores estudiantes de mi Generación, con un promedio general de 9.50.

Presenté mi examen profesional el 20 de octubre de 1983. Mi tesis “La responsabilidad civil de los constructores debe ser objetiva”, fue laureada con mención honorífica.

ACTIVIDAD LABORAL

Gracias a mi oficio de taquimecanógrafo, en el año de 1969 ingresé a trabajar como Secretario de Agencias del Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Oaxaca y más tarde llegué a ser Agente del Ministerio Público. Por mi cargo, fui comisionado en diferentes Distritos Judiciales del Estado de Oaxaca, gracias a lo cual pude conocer distintas regiones de mi Estado. Por ello mi gran arraigo hacia mi querida y hermosa Oaxaca.

En agosto de 1977, ante un conflicto estudiantil oaxaqueño, me trasladé a la Ciudad de México, para estudiar mi carrera de Leyes.

Durante mi primer año en la Escuela Libre de Derecho, tuve el privilegio y la fortuna de que fuera mi Maestro de Derecho Romano, el Lic. Graciano Contreras Saavedra, notario público número 54 del Distrito Federal, quien me recibió como Pasante en su Despacho. Por mi entrega al trabajo, responsabilidad y esmero profesional y por el afecto que me dispensaba, en el año de 1983, Don Graciano, me hizo socio del Despacho "BUFETE LIC. GRACIANO CONTRERAS SAAVEDRA", S.C, en cuyo despacho laboré hasta el año de 1990, año en el cual Don Graciano, se retiró como Notario Público.

Don Graciano Contreras, me formó en el quehacer notarial y me impulsó para que siguiera el camino del Notariado. A él, un eterno agradecimiento, por mi formación profesional y por el gran afecto que siempre me tuvo.

Al retiro de Don Graciano, de 1991 a 1993, trabajé como Abogado con el Lic. Homero Díaz Rodríguez, quien se convirtió en el notario público número 54 del Distrito Federal.

El 21 de diciembre de 1993, presenté y aprobé el examen de oposición obteniendo la patente de notario público número 35 del Distrito Federal, función que ejerzo desde entonces.

ACTIVIDAD ACADÉMICA

En el año de 1996, el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), por conducto del Dr. José Roldán Xopa, me invitó a dar clases, iniciando así mi actividad académica, impartiendo las materias de Personas y Familia y Bienes y Derechos Reales.

Con la finalidad de capacitarme en el ámbito de la docencia, de 2002 a 2004, cursé la Maestría en Derecho en la División de Estudios de Postgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde obtuve el Grado de Maestro, mediante examen general de conocimientos, celebrado el 19 de enero de 2005, habiendo sido aprobado con Mención Honorífica.

Fui profesor en el ITAM hasta el año 2012.

Fui también profesor a nivel de Maestría durante algunos años en la Escuela Libre de Derecho de Puebla, impartiendo la materia de Derecho Registral.

He sido expositor de conferencias por parte del Colegio de Notarios del Distrito Federal (actualmente Ciudad de México) y de la Asociación Nacional del Notariado Mexicano (actualmente Colegio Nacional del Notariado Mexicano).

He escrito artículos en la revista del Colegio de Notarios del Distrito Federal (actualmente Ciudad de México).

VISIÓN DE MI VIDA

Yo soy lo que soy profesionalmente, gracias a una persona y a un lugar. La persona es mi padre FÉLIX FRANCISCO LÓPEZ, y el lugar, es la población de Teotitlán del Camino, hoy de Flores Magón.

Cuando somos niños no sabemos que hacer y dependemos de nuestros padres. Mi padre a pesar de sus limitaciones económicas, siempre se ocupó de que sus hijos estudiaran. Por su oficio de Policía, era cambiado constantemente de lugares, y siempre, una de sus prioridades era obtener la documentación necesaria para que continuáramos en la Escuela.

Al terminar la Secundaria y no poder estudiar el Bachillerato, mi padre sin preguntarme si quería o no, me inscribió en una Academia Comercial, donde estudié taquimecanografía. Después de obtener mi diploma, un buen día mi padre me dijo que iba a trabajar como “meritorio” (sin salario) en la Agencia del Ministerio Público de Matías Romero, Oaxaca. Ese pequeño oficio que gracias a la visión de mi padre aprendí, y ese pequeño trabajo que gracias a mi padre conseguí, fueron las armas que más tarde me sirvieron para llegar a ser Abogado y ahora Notario Público.

Si mi padre no me hubiese inscrito en la Academia y si no me hubiese conseguido el trabajo de Secretario, el sendero de mi vida habría sido otro. Quizás ya nunca habría estudiado.

A mi padre, mi admiración y veneración. A mi madre FRANCISCA HERNÁNDEZ JIMÉNEZ, que me crió, me cuidó y me protegió, mi eterno amor.

El lugar, porqué el lugar?

Para quienes no tuvimos recursos económicos, era muy difícil vislumbrar el estudio de una carrera. Ese fue mi caso. Con mi trabajo de Secretario Ministerial estaba contento y conforme. Como viví en Matías Romero y en Juchitán, poblaciones del Istmo de Tehuantepec, me ví inmerso en la alegría de sus fiestas y de su vida bohemia. Pero un buen día, me cambiaron de Juchitán, a la población de Teotitlán del Camino. Son regiones opuestas. Fue un cambio de contrastes. Me invadió la soledad y me hundí en una gran depresión. Angustias, temores, miedos, dolor, insomnios. Un miedo a morir. Múltiples pensamientos sobre el destino y el sentido de la vida. Pero en ese lugar, pude confirmar un dicho: “No hay mal que por bien no venga”. Dentro de mi depresión, tenía ideas, pensamientos: “que toda mi vida sería un simple secretario” “que no acaso aún era tiempo de estudiar y ser abogado” “el destino lo hacemos nosotros”. En ese lugar se incubó en mí una idea: “sería abogado”. Me hice una promesa: A los veintinueve o treinta años, yo sería abogado, aunque fuera de “panzaso”.

Si no me hubieran cambiado, si no hubiera vivido en Teotitlán del Camino, no se habría formado en mí la idea de estudiar. Habría seguido siendo un Secretario.

Desde entonces esa idea, ese sueño, señaló mi camino y mi vida.

Hoy me siento realizado.

Quizás sea de las pocas personas, que disfrutó intensamente, su examen profesional de titulación. Que hermosa la noche del día 20 de octubre de 1983. Estar en el salón de exámenes profesionales de la Escuela Libre de Derecho. Enfrente el Jurado. Atrás, mi padre, mi esposa, mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo. Había cumplido mi promesa.

Todo lo demás que profesionalmente he logrado me ha sido placentero, pero nada como la satisfacción de un sueño logrado.

El que hoy sea Notario, Maestro en Derecho, Profesor, sólo es consecuencia de un camino emprendido, de una meta fijada.

A ti, que has leído estas páginas, una visión y una sugerencia.

La visión: Todo se logra con pensamientos, acciones y perseverancia. La meta que uno se proponga se puede obtener, si a la acción se acompaña el trabajo, la capacitación, el estudio y sobre todo: La perseverancia, siempre la perseverancia.

La sugerencia: Como has leído, así como yo, todos los notarios del Distrito Federal, ahora Ciudad de México, hemos accedido al Notariado previo pasar el examen de oposición. Un gran número, sino es que la mayoría, iniciamos la carrera notarial desde que fuimos estudiantes de la licenciatura. Desde entonces hemos servido a la sociedad, contribuyendo a la seguridad jurídica, haciendo posible que tengas “tu título de propiedad”, “tu testamento”, “tu acta constitutiva”, “tus poderes”. El notario, es como todos: humano. Acércate a él, conoce a tu notario. Exige su presencia en los actos jurídicos notariales que celebras, que te asesore, que te oriente. Ese es tu derecho. Esa es nuestra obligación y responsabilidad.